Aquella mañana dos discípulos salieron de Jerusalén a una aldea llamada Emaús, que distaba unos doce kilómetros. Mientras andaban conversaban sobre las cosas que habían ocurrido en aquellos días.

       En un cruce del camino se les unió un desconocido que se tomó la confianza de preguntarles:

       – ¿Qué conversación era esa que traíais, y por qué estáis tristes?

       – ¿No te has enterado de los acontecimientos de estos días?

       – ¿Cuáles? -preguntó el recién llegado.

       – Lo de Jesús Nazareno -le aclaró uno de ellos

       Después de contar lo que le habían hecho, concluyó:

       – Nosotros esperábamos que fuera Él quien tenía que redimir a Israel, pero… Es verdad que unas mujeres nos han atemorizado esta mañana contando que habían tenido unas visiones, y alguno de los nuestros han ido al sepulcro y lo han encontrado vacío; pero a Él no lo han visto.

       El desconocido les dijo:

       – ¡Qué tardos de corazón sois para creer! ¿No está escrito que el Cristo tenía que padecer para entrar en la gloria?

       Y empezando desde Moisés fue repasando todos los profetas, explicándoles todo lo que habían dicho sobre el Mesías.

       Así llegaron a la casa. El desconocido hizo ademán de seguir, pero le insistieron para que se quedara con ellos, ya que el día empezaba a declinar. Entró y, estando sentados a la mesa, tomó el pan, lo bendijo y lo repartió entre ellos partiéndolo. Como si repentinamente se les hubieran abierto los ojos, vieron que era Jesús, y desapareció de su vista.

       Inmediatamente emprendieron el regreso a Jerusalén, para contar gozosos todo lo que les había ocurrido.

       (Lucas 24, 13-35)

    (Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil. Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 240) 

   SUGERENCIAS METODOLÓGICAS

   Objetivo.- Vivir la alegría de la Resurrección.

   Contenido.- Aquellos discípulos están entristecidos, sin esperanza, porque, en el fondo, no habían entendido el misterio de la vida de Cristo. La explicación que les da Jesús de los acontecimientos como cumplimiento de las Escrituras les enciende el corazón y les lleva a querer continuar su camino don Él. Finalmente, le reconocen en la fracción del pan.

    El relato refleja también de este modo la importancia que tienen en la Iglesia la Sagrada Escritura y la Eucaristía para alimentar la fe en Cristo: «La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues, sobre todo en la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo» (C. Vat. II, Dei Verbo, 21)

    (Sagrada Biblia. Nuevo
Testamento. EUNSA. Ediciones de la Universidad de Navarra. 1999. Páginas 359 y 360. Nota 24, 13-35.)

   Actividades.- 

   1.Los alumnos van leyendo en voz alta el texto y el profesor comprueba la comprensión.

   2.Contestar por escrito a estas cuestiones:

    a) ¿Por qué estaban tristes los discípulos de Emaús?

    b) ¿Quién era el desconocido que se les acercó?

    c) ¿Qué sabían de las mujeres?

    d) ¿Qué les explicó Jesús?

    e) ¿Cuándo lo reconocieron?

       f) ¿Qué hicieron al final estos dos discípulos?

    3. Los alumnos leen sus respuestas. 
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