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   Llegó la hora del masaje… Nos hemos despojado de las tensiones acumuladas durante el día, estamos relajados y dispuestos a compartir este momento de intimidad y placer con nuestro hijo. Tenemos cuanto nos hace falta al alcance de la mano y a él no se le ha escapado un detalle del ritual de preparación que repetimos cada vez. Ahora, cuando ve cómo disponemos la toalla, preparamos el frasco de aceite y le invitamos con palabras cariñosas a ponerse en nuestras manos…, ya sabe lo que le aguarda y se muestra sonriente y plácido. ¿Quieres conocer algunos movimientos de masaje para relajar ese pequeño cuerpo que crece y se desarrolla día a día?

   Brevemente, antes de empezar…

   Antes de empezar un masaje, debemos recordar siempre que nuestros movimientos tendrán que ser suaves pero firmes porque nos ayudarán a comunicarnos con el bebé de una forma amable y cálida. Debemos proceder con mucha lentitud para facilitar la comunicación y la relajación, no sólo del niño sino también la nuestra. Cuando el niño sea muy pequeño y tengamos poca experiencia, permaneceremos muy atentos a su respuesta de manera que podamos detectar cualquier movimiento que le incomode o le moleste. Si durante el masaje, le hablamos suavemente o le cantamos con dulzura canciones que conozca, conseguiremos una atmósfera de complicidad y de ternura muy beneficiosa para él.

   Cuáles son los toques básicos:

   Empezaremos por las piernas y los pies, zonas muy agradables para recibir masajes. Primero con una pierna y después con la otra.

1. Cogemos el pie con una mano. Con la otra sujetamos el muslo y la deslizamos desde la ingle hasta el tobillo con un movimiento envolvente.

2. Con ambas manos sujetamos la pierna del niño por el pie y empezamos a deslizar ambas manos en movimientos circulares y de signo contrario hasta la ingle.

3. Los pies serán masajeados muy suavemente debido a la gran cantidad de terminaciones nerviosas que hay en sus plantas. Sujetaremos un pie con una mano y utilizando el pulgar de la otra, masajearemos del talón a los dedos dos o tres veces.

4. Suavemente apretaremos y tiraremos de cada uno de los deditos para ayudar a la relajación muscular.

   El vientre es una zona extremadamente sensible. Los masajes en esta parte del cuerpo tonifican el intestino y ayudan a eliminar los gases y conviene proceder con firmeza pero con muchísima suavidad.

1. Haremos movimientos circulares con ambas palmas de las manos, moviendo primero una y deslizando detrás la otra, siempre en el sentido de las agujas del reloj.

2. Poniendo ambas manos paralelas sobre el ombligo del bebé, las deslizaremos hacia los lados varias veces.

   El masaje en el pecho tonificará esta zona de gran comunicación
emocional y tendrá una gran carga afectiva y cariñosa hacia el niño.

1. Repetiremos varias veces el toque 2 del vientre, situando las manos a la altura del esternón.

2. Partiendo con nuestra mano derecha sobre el costado izquierdo del niño, deslizaremos la palma en diagonal hasta el hombro derecho del niño. A continuación haremos lo mismo con la mano contraria. El movimiento varias veces.

   Los brazos y las manos, partes del cuerpo que el niño utiliza para relacionarse con el mundo, son muy receptivas a los masajes:

1. Con una de nuestras manos sujetaremos su manita y con la otra le cogemos el brazo por el hombro apretando muy suavemente. Deslizaremos la mano desde su hombro hasta la muñeca en un movimiento rotatorio y ascendente.

2. Repetiremos el movimiento anterior en sentido descendente desde la muñeca hasta el hombro.

3. Sujetando con ambas manos el brazo del bebé desde el hombro, moveremos nuestras manos en sentidos opuestos ejerciendo una ligera presión, de manera que estimulemos su musculatura.

4. Sujetaremos su mano con la nuestra y con la otra iremos masajeando cada uno de sus dedos con nuestros dedos.

5. Cogeremos su mano por el reverso y con los pulgares ofreceremos un masaje en la palma.

6. Repetiremos los mismos toques en el otro brazo.

   La cara acostumbra a acumular tensiones pero al ser una zona muy delicada, el masaje -sumamente beneficioso- deberá realizarse con mucha sensibilidad pero sin perder firmeza.

1. Con las palmas de nuestras manos sobre su carita, haremos un movimiento de cada mano hacia un lado hasta llegar a las orejas. Las masajearemos suavemente incluyendo la zona posterior del pabellón y repetiremos varias veces.

2. Masajearemos suavemente con nuestros pulgares sus mejillas.

3. La frente la relajaremos con toques circulares de nuestros pulgares terminando sobre sus ojos cerrados sobre los que ejerceremos una ligerísima presión.

   La espalda es una zona excelente para el masaje. La relajación conseguida es extremadamente beneficiosa para toda la zona muscular posterior. Este es un masaje que acostumbramos a hacer todos los padres de manera instintiva desde el primer momento que tenemos a nuestro hijo en brazos.

1. Pondremos al niño boca abajo con su cara ladeada. Nuestras manos estarán planas sobre la parte alta de su espalda. Deslizaremos las dos manos transversalmente a la columna del bebé, una hacia delante y otra hacia atrás a lo largo de toda su espalda hasta llegar a las nalgas.

2. Con una mano le sujetamos las nalgas y con la otra vamos bajando desde su zona cervical hacia la base de la columna con suavidad pero con firmeza.

3. Situando nuestras palmas sobre la parte alta de la columna, deslizaremos las palmas hacia los dos lados del tronco.

   Finalmente, cogeremos a nuestro bebé en brazos y le preguntaremos cómo se ha sentido, contándole lo bien que nosotros nos lo hemos pasado y lo mucho que le queremos. Terminaremos así una sesión que podemos repetir cada día o a días alternos durante tanto tiempo como el niño y nosotros decidamos. Los beneficios serán muchos y los lazos con nuestro hijo se estrecharán enormemente gracias a la dedicación de tiempo y atención que el masaje necesita.

   Carmen Herrera García. Profesora de Educación Infantil y Primaria
   Con la autorización de: www.solohijos.com
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