Me gustaría ver jóvenes “voluntariosos”, es decir, que tengan una voluntad fuerte.

    ¡Mira más de cerca que maldición es el debilitamiento de la voluntad: y qué bendición la voluntad fuerte!

    a) El que no posee una voluntad disciplinada, obediente, es incapaz de cumplir cualquier deber serio. Tú mismo conocerás estudiantes, de quienes no se puede decir que sean inactivos; y, sin embargo, nada adelantan en los estudios. Más arriba los he bautizado con el nombre de “estudiantes-abejorro”. Los pobres trabajan, aún más que los otros, pero sin resultado. No saben reconcentrarse para el estudio, porque no tienen voluntad. Se mueven continuamente, pero no emprenden cosa alguna con seriedad. El libro de texto está continuamente ante sus ojos, pero a cada cuarto de hora le toca el turno a un libro distinto, porque el anterior “¡Es tan terriblemente latoso!” Continuamente están atareados, pero temen el más pequeño esfuerzo: y sin esfuerzo no hay trabajo provechoso.

    Sin el esfuerzo no hacen sino disponer tan hábilmente la inactividad que parece una actividad febril. Al final del curso se quejan con amargura de lo mucho que han trabajado y no obstante sacan mala nota. Y cuando ya sean hombres, ¿qué será de ellos? Hombres que se dejan arrastrar por la impresión del momento, que no tienen principios, que se olvidan fácilmente del deber, que van pasando por la vida sin plan y sin objetivo. ¡Pobres! ¿Qué falta es la suya? La flaqueza de la propia voluntad.

    b) O también, mira, he aquí otro tipo. Quien no tiene voluntad disciplinada, no sabe observar bien. Y sin embargo, la facultad de observar con exactitud y rapidez es instrumento imprescindible de la adquisición de conocimientos y del progreso.

    La voluntad obediente no sólo te ayudará cuando tengas que ver, escuchar, hablar o hacer algo, y te salvará de muchos pecados, sino también cuando las leyes morales se cuadren ante tus sentidos curiosos y te prohíban que mires, oigas, hables o hagas tal o cual cosa.

    c) Voy todavía más lejos. Quien no tiene una voluntad disciplinada, no sabe pensar, no sabe instruirse. El conocimiento y la conquista de la verdad cuesta duro trabajo.

    El joven de temperamento veleidoso es impaciente aun en la lectura. Continuamente va volviendo las hojas del libro. Corre nervioso tan sólo para terminarlo cuanto antes. No saca ningún provecho.

    Quien, en cambio, tiene la voluntad disciplinada, lee despacio, meditando, pesa las frases importantes; no acepta ciegamente todas las afirmaciones, sino que las piensa, para ver si se ajusta en efecto a la verdad lo que afirma el autor; toma notas de las cosas interesantes, etc. Sólo de este modo podemos adquirir conocimientos nuevos. Mas para esto se necesita fuerza de voluntad.

    d) Es precisa la voluntad fuerte aun para la memoria.

    Muchos muchachos se creen haberlo salvado ya todo, si al tener que decir la lección, sueltan el “Señor profesor, sé la lección, sólo que no la recuerdo”. O bien se les encargó algún trabajo y ellos “se olvidaron” de hacerlo, creen que “olvidarse” ya es excusa.

    Tihamer Toth. El joven de carácter. Atenas.

        SUGERENCIAS METODOLÓGICAS

    Objetivo.– Lograr una voluntad fuerte.

    Contenido.- Terminar

    Debemos revisar el valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos. 

    Comenzar algo siempre nos llena de entusiasmo. Un nuevo trabajo, un nuevo proyecto, una nueva relación trae consigo esperanzas y expectativas. En realidad poner “la primera piedra” de un edificio es relativamente sencillo. Pero poner “la última piedra” no es tan fácil.

    El poner la última piedra es un valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos y no dejarlo a medias.

    Actividades.- 

   1. Lectura en voz alta de este texto por parte de los alumnos.

   2. El profesor hace preguntas para lograr su comprensión

   3. Individualmente contestar a estas preguntas:

    a) ¿Qué relación hay entre la voluntad y sacar buenas notas?

    b) ¿Cómo conseguir la concentración en el estudio?

    c) ¿Cómo aprende a observar bien?

    d) ¿Qué hacer para aprender a pensar e instruirse?

    e) ¿Qué relación hay entre la voluntad y la memoria?

    f) ¿Cómo lograr una voluntad fuerte?

   4. Leer las contestaciones a la pregunta f). 
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