Josué levantándose antes del día, despertó el campamento y saliendo de Setim llegaron al Jordán él y todos los hijos de Israel, y se detuvieron allí tres días. Pasados los cuales, emprendieron la marcha definitiva hacia Jericó, para lo cual tenían que cruzar el Jordán. Era primavera y el río corría desbordado por ambas riberas. Permanecieron tres días en la orilla esperando. Las órdenes llegaron por fin y los sacerdotes se echaron sobre los hombros los varales del Arca de la Alianza y empezaron a meterse en la corriente. Inmediatamente ésta se cortó quedando detenida aguas arriba. Los sacerdotes esperaron al pie del muro de agua hasta que pasó todo el pueblo. Se retiró el Arca y el Jordán volvió a ser río de abundantes aguas.
Ante la llegada de los israelitas la ciudad de Jericó se cerró dentro de sus murallas y desde lo alto de la misma contemplaba la llegada. Todo el pueblo de Israel dio una vuelta a Jericó rodeando las murallas y volvieron al campamento. Así lo hicieron durante seis días.
Al séptimo día, al amanecer y en silencio, dieron una vuelta, y luego otra, y otra ante el asombro de los centinelas de las murallas. A la séptima vuelta Josué dio la orden:
-¡Gritad!, ¡Dios os ha entregado la ciudad!
Sonaron las trompetas y el pueblo enardecido estalló en un griterío ensordecedor. Tembló la tierra y las murallas se derrumbaron. Por los portillos abiertos en los muros invadieron la ciudad pasando a cuchillo a todos sus habitantes, excepto Rajab y su familia que se salvaron en cumplimiento de la promesa que les habían hecho los espías israelitas.
(Josué 3; 4; 6)
(Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil. Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 86)
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Obedecer a los padres y profesores.
Contenido.- El relato de la toma de Jericó no es, ciertamente, una crónica militar sobre la conquista de la ciudad. Está narrado en lenguaje teológico, con el que se enseña que el éxito en ese primer asedio realizado por Israel en la tierra prometida fue consecuencia de su obediencia a los designios de Dios. El asalto a la ciudad, resultaba difícil ya que estaba bien fortificada y se consiguió por unos medios muy distintos a los convencionales. La fe en Dios manifestada en la obediencia rendida a las órdenes de Josué, su mediador, fue suficiente para que los obstáculos se desvanecieran por sí mismos. «Por la fe, se derrumbaron los muros de Jericó después de dar vueltas alrededor de ellos durante siete días. Por la fe, Rajab, la meretriz, no pereció con los incrédulos, por haber acogido en son de paz a los exploradores» (Hb 11,30-31).
(Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Sagrada Biblia. Libros históricos. Página 59. Nota 6, 12-27. EUNSA. Pamplona)
Actividades.-
1. Leer el texto.
2. Hacer una redacción sobre la conquista de Jericó
3. Varios alumnos leen la redacción.
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