El faraón seguía empeñado en prohibir la salida de los israelitas de Egipto y Moisés le dijo:
-A medianoche saldré a socorrer Egipto, y morirán todos los primogénitos en la tierra de los egipcios, desde el primogénito del faraón, sucesor del trono, hasta el primogénito de la esclava que hace rodar la muela en el molino, y todos los primogénitos de las bestias. Pero entre los hijos de Israel ni siquiera un perro ladrará contra hombre o animal, para que sepáis cómo distingue el Señor entre egipcios e israelitas. Tu pueblo me rogará que salgamos de Egipto, y así lo haremos.
Previsoramente Moisés había dado instrucciones a los israelitas sobre lo que tenían que hacer esa noche: Cada familia sacrificaría un cordero o cabrito y con la sangre harían una marca o señal en las puertas de las casas; que nadie saliera a la calle; que asaran el animal sacrificado y lo comieran de pie, con todo preparado para iniciar la marcha y salir de Egipto.
La marca en las puertas sería la señal para que Dios no dañara ninguno de sus habitantes.
A medianoche la muerte visitó las casas de los egipcios. No había familia que no llorara algún muerto.
Los egipcios estaban atemorizados por los numerosos fallecimientos y pidieron a los israelitas que se fueran. El faraón llamó a Moisés y a su hermano y les ordenó que saliera de Egipto todo el pueblo de Israel.
(Éxodo 11-13)
(Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil. Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 70)
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Seguir las indicaciones de Dios.
Contenido.
– La Pascua era la más solemne de las fiestas judías; había sido instituida por Dios para conmemorar la salida del pueblo hebreo de Egipto y para que recordara cada año la liberación de la esclavitud a la que había estado sometido. El Señor estableció que todas las familias inmolaran en la víspera de esta fiesta un cordero de un año, sin mancha ni defecto alguno. Se reuniría toda la familia para comer esa carne asada al fuego, con panes ácimos, sin levadura, y con hierbas amargas. Este pan sin fermentar simboliza la prisa de su salida de Egipto, huyendo de los ejércitos del faraón; las hierbas amargas representan la amargura de la esclavitud tantos años padecida. Lo habrían de comer con prisa, como quien está de paso, con el traje ceñido, como el que se dispone a emprender un largo viaje.
Todo era figura e imagen de la renovación que obraría Cristo en las almas y de su liberación de la esclavitud del pecado.
(Fernández Carvajal, Francisco. Hablar con Dios. Tomo IV. Página 209. Ediciones Palabra)
Actividades.-
1.-El profesor lee el texto y los alumnos contestan a estas preguntas:
a) ¿Cuál fue la última plaga?
b) ¿Qué instrucciones dio Moisés a los israelitas?
c) ¿Por qué estaba atemorizados los egipcios?
2.-Puesta en común.
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