Los reyes de la ciudades de las márgenes del río Jordán estaban en discordia, y acabaron en guerras. Sodoma y el de Gomorra cayeron en manos de los vencedores. Las saquearon y se llevaron prisioneros a todos sus habitantes.

   Lot, el sobrino de Abraham, que habitaba en Sodoma, fue también apresado. Alguien que logró escapar, dio a Abraham la noticia de los sucedido. Inmediatamente movilizó una tropa y los derrotó.

    Cuando Abraham regresaba victorioso le salieron al encuentro el rey de Sodoma y Melquisedec, rey de Salem, para rendirle homenaje.

    El rey de Sodoma le dijo que se quedara con todos los bienes recuperados en la batalla; pero Abraham no quiso quedarse con nada.

    Melquisedec, además de rey de Salem, era sacerdote del Dios Altísimo, y presentó pan y vino para ofrecerlos en sacrificio. Mientras hacía esto bendijo a Abraham, diciendo: “Bendito seas de parte de Dios creador de cielos y tierra.”

    Abraham, en agradecimiento, le dio la décima parte de todo el botín obtenido.

            (Génesis 14) 

    (Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil.  Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 42) 

    SUGERENCIAS METODOLÓGICAS

            Objetivo.- Aprender a ofrecer los trabajos a Dios por amor.

         Contenido.- Ofrecimiento de obras
   
En el Antiguo Testamento, los sacrificios eran ofrendas que se hacían a Dios en reconocimiento de su soberanía y en agradecimiento por los dones recibidos, mediante la destrucción total o parcial de la víctima sobre el altar. Eran símbolo e imagen del auténtico sacrificio que Jesucristo, llegada la plenitud de los tiempos, habría de ofrecer en el Calvario. Allí, constituido Sumo Sacerdote para siempre, Jesús se ofreció a Sí mismo como víctima gratísima a Dios, de valor infinito: quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar. (Fernández Carvajal, Francisco. Hablar con Dios. Tomo VI. Página 305 y siguientes. Ediciones Palabra.)

   Cada mañana podemos ofrecer a Jesús todo lo que somos y lo que hacemos. El ofrecimiento de obras por la mañana es un acto de piedad que orienta bien el día, que lo dirige a Dios desde sus comienzos, de la misma manera que la brújula señala el Norte.
    Es muy conocida esta oración a la Virgen, que sirve a la vez de ofrecimiento de obras y de consagración personal diaria a Nuestra Señora: ¡Oh Señora mía! ¿Oh Madre mía! Yo me ofrezco del todo a Vos, y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de bondad!, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.

         Actividades.- 

    1. El profesor lee y explica este texto.

    2. Contestar a estas preguntas:

        a) ¿Qué hicieron los reyes extranjeros?

        b) ¿Quién luchó contra ellos, Abraham o Melquisedec?

        c) ¿Que ofreció Melquisedec?

        d) El pan y el vino son figura o nos recuerda a ….

        e) ¿Qué podemos ofrecerle nosotros a Dios cada día?

    4. Escribir en la pizarra las contestaciones a la pregunta e).

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