Hablar y escuchar

   Para conocer a los hijos y poder ayudarles en su formación tenemos un medio muy importante que es el escucharles. Un prestigioso profesor decía que a los hijos hay que escucharles mucho y hablarles alguna vez.

   Con frecuencia los padres tienen dificultades para escuchar a sus hijos: tienen poco tiempo y cuando llegan a casa se encuentran cansados de su trabajo profesional. En esta situación se necesita una buena dosis de paciencia para prestar atención a los asuntos aparentemente intranscendentes de los pequeños.

   Los temas a los que prestar atención pueden ser muy diversos. Unas veces serán los pequeños éxitos escolares, como una buena nota, una alabanza del profesor o la satisfacción de haber respondido correctamente a una pregunta. Interesarnos por esto es mejorar la autoestima que tan abundantes frutos produce en la formación. Otras veces hablarán del profesor, que en unas épocas es admirado y en otras es criticado con dureza, dependiendo de la edad. Antes estos comentarios los padres han de dejar en buen lugar el prestigio del profesor.

   En otras ocasiones los hijos pueden hablar de las dificultades que han tenido para estudiar, para aprobar un examen y pueden buscar excusas inverosímiles, que el padre ha de escuchar y memorizar para comentarlas posteriormente con el chico.

   ¿Y en qué momentos podemos escuchar a los hijos? Como norma general, hay que escucharlos cuando los hijos tengan necesidad y ganas de hablar. Es la ocasión más natural y genuina. Se pueden aprovechar los fines de semana en los que hay más tiempo y tranquilidad. Otras veces se puede dar un paseo y mientras se ven escaparates y se comentan otros asuntos, es más fácil que surjan conversaciones personales. En casos puntuales, el padre puede invitar a un hijo a que le acompañe a hacer un recado y manifestarle con este hecho la confianza. Algunas familias suelen apagar la televisión durante las comidas del sábado y domingo siendo buena ocasión para que cada uno cuente sus planes o hablen de lo que surja. Diariamente habría que preguntarles cómo les ha ido en el colegio y si han tenido tiempo de terminar los deberes.

   Después de escucharles con frecuencia, podremos conocer los pensamientos que se van formando sobre los temas de actualidad y los criterios que adoptan en las circunstancias nuevas en que se van encontrando. Puede ser el momento de clarificar ideas y crecer en sentido común.
   Arturo Ramo.

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