Cuando un hijo trae a casa el boletín de notas plagado de «Necesita Mejorar» en Primaria o de suspensos en Secundaria, cualquier padre o madre se lleva un gran disgusto. ¿Es entonces el mejor momento para poner remedio? ¿Son buenas las soluciones drásticas e inmediatas? Hoy en día, gracias a la LOGSE, el sistema de evaluación y calificación ha cambiado, y en primaria ya no hay suspensos ni aprobados. Actualmente hay informes de los maestros que intentan ser positivos y dar una idea más completa del alumno. Sin embargo, estas apreciaciones positivas deben ser valoradas por los padres junto con el estudiante y no deben pasar por alto aquellas asignaturas en que el profesor ha puesto un «NM»: necesita mejorar. «Necesita mejorar» suena mejor, pero quiere decir simple y llanamente que el estudiante no ha alcanzado los conocimientos que debería haber asimilado y que es probable que el año siguiente no consiga pasar de curso. Es decir, lo mismo que en mis tiempos se llamaba «suspenso» y que en la Educación General Básica pasó a llamarse «insuficiente». Todos los padres deseamos que nuestro hijo traiga a casa un informe lleno de «PA» –Progresa Adecuadamente– y ningún «NM». Pero a veces, esto no es posible. ¿Qué podemos hacer los padres entonces?
Conductas muy frecuentes pero que resultan ineficaces e incluso perjudiciales.
Los grandes castigos y los grandes gritos. Muchos padres al recibir un informe académico desfavorable reaccionan amenazando a su hijo en medio de grandes gritos. Un padre que recurre a estos procedimientos no suele preocuparse de su hijo durante las 10 ó 12 semanas que dura una evaluación y se limita a llevarse el gran disgusto cuando llega el boletín con las notas.
Evidentemente, los castigos y los gritos no son la manera más adecuada para encontrar las causas del fracaso y, por lo general, al llegar el siguiente informe, se repite la misma escena. Cuando esta situación es reiterativa, el estudiante se acostumbra a ella, aguanta con más o menos estoicismo los gritos de los padres, y al día siguiente sigue la vida como si nada. Lo triste es que la situación académica no mejora y la relación familiar se deteriora poco a poco.
Humillarle. Expresiones como: «Eres un vago», «No harás nada en la vida», «Que tonto eres», «Si yo hubiera tenido tus oportunidades…», y otras lindezas de este estilo no suelen dar buenos resultados, al menos en el plano personal, porque sólo humillan, pero no buscan soluciones. Conozco personas adultas que tienen una falta de seguridad en sí mismas por oír comentarios despectivos hacia su persona por parte de educadores que los querían estimular así hacia el estudio. Normalmente, si el estudiante no tiene motivación hacia el estudio es por algo. Decir que es un vago que no quiere estudiar es lo más fácil, pero lo menos eficaz porque, frecuentemente, no es cuestión de querer, sino de poder.
No hacer nada después de los grandes gritos. Olvidarse del hijo en cuanto se ha pasado el berrinche suele ser lo más frecuente, y lo peor es que queda abandonado a su soledad. El padre sigue tan absorbido por el trabajo personal, sus problemas o sus aficiones como antes y pensando que el éxito en los estudios es, únicamente, tarea del estudiante.
Para la gran mayoría de los estudiantes, estudiar es un trabajo duro. En estos tiempos tal vez más, porque elegir entre ir al cine y aprender a calcular el máximo común divisor o cómo funcionan las fuerzas físicas, no tiene vuelta de hoja. ¿Quién no elige ir al cine? Y en estos momentos el cine, en forma de televisión, está dentro de todas las casas. A veces, inmenso error paterno, incluso dentro de la habitación. No hace falta tener dinero ni sacar entradas. Basta aposentarse en el sofá y apretar un botón para ver la película favorita.
¿Qué se puede hacer ante los suspensos?
Si hay comunicación entre padres e hijos ha de haber sinceridad y aceptación de los hechos por parte de todos, en especial de los padres, para buscar las causas y los remedios.
Recomiendo a los padres que escuchen a sus hijos. Seguro que éstos tienen mil razones por las que no les va bien en los estudios. No es el momento de evaluarlas sobre la marcha, ni de echar sermones, ni de decir que son excusas baratas. Es el momento de leer entre líneas los mensajes que el hijo envía, a veces camuflados, para tratar de averiguar por qué le gusta tan poco estudiar.
La verdad es que encontrar estas causas no es fácil y menos hacerlo los padres solos. El problema del éxito escolar es complejo ya que es un tema donde influyen mucho las relaciones humanas y éstas son una asignatura difícil.
La ayuda de los maestros suele ser muy valiosa siempre que los padres vayamos a ellos con una actitud adecuada. Los profesores no tienen una varita mágica que asegure el éxito de sus estudiantes. Pero sí tienen datos del rendimiento del muchacho y observaciones de su comportamiento en clase. Ellos dan su versión, que nunca puede ser objetiva del todo, pero es muy importante. Después, los padres, hemos de hacer los deberes a que nos hemos comprometido. Porque de nada sirve hacer muchas visitas a los tutores si, cuando salimos de la entrevista, no rematamos la tarea en casa. Es como ir al médico y no tomar las medicinas.
Proporcionar técnicas de estudio: Muchos fracasos escolares sólo esconden una falta de habilidad para el estudio, que se puede solucionar con la ayuda extraescolar de un profesional que, individualmente, le enseñe a estudiar y le proporcione los conocimientos necesarios para cubrir las «lagunas» que seguramente tiene. Con frecuencia, el fracaso de un alumno se debe exclusivamente, por ejemplo, a un problema concreto de lectura.
Tener clara la vocación profesional es la principal fuente de motivación del adolescente, por lo que es fundamental ayudarle a decidir la carrera o profesión que quiere estudiar. En este sentido, una buena orientación profesional puede dar buenos resultados.
Dar responsabilidades a los hijos en casa desde que son pequeñitos. La experiencia escolar demuestra que los alumnos que colaboran en casa responsablemente – ponen la mesa, sacan la basura, se hacen la cama, riegan las flores, ayudan a limpiar…-, suelen tener más éxito en los estudios que aquellos que no hacen nada. En este aspecto también se cumple aquello de que «dinero llama a dinero», «trabajo llama a trabajo» y… «pereza llama a pereza».
Ayudar a los hijos a hacer los deberes en casa, valorando el trabajo individual que nuestro hijo ha de hacer fuera de la escuela. Enséñale a apuntar las tareas en la agenda con precisión, a organizar el tiempo en casa (hacer horarios con tiempos de estudio y de descanso), proponerse metas cortas …
Un estudiante pocas veces admite que no es capaz de sacar adelante una asignatura. Su orgullo y su amor propio le impiden reconocer su falta de habilidad para el estudio o su falta de conocimientos previos necesarios (lo que se conoce como «lagunas») para seguir aprendiendo, por lo que prefiere dar la imagen de vago antes que reconocer otros problemas, ya sean emocionales o intelectuales. Los padres, que somos los adultos responsables que tiene a su lado para ayudarle, debemos tener el temple suficiente para ofrecer a nuestro hijo ayudas y alternativas racionales que le permitan desarrollarse como persona.
Pablo Pascual Sorribas. Maestro, licenciado en Historia y en Logopedia.
Con la autorización de: www.solohijos.com
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18, diciembre, 2007 at 6:18 pm
Hoy que leo esto ,recien me doy cuenta de lo que hemos hecho por mi hijo; osea NADA.Debimos interesarnos mas por el en cuanto supimos sus primeras notas ,pero que hicimos?? solo maltratarlo sicologicamente y compararlo siempre con algun otro niño.Lo mas penoso de todo que como padres seguimos recriminandolo y recalcandole que ha sido nuestra mayor decepción.Hoy fui al colegio y mire su cara , vi en su rostro ,pena ,rabia y desilucion.Lastima que nosotros mismos, los padres lo hemos llavado a ello ,porque solamente nos dedicamos a gritarle y decirle lo irresponsable que era.Solo hoy me doy cuenta que mi hijo vale tanto o mas que cualquier niño que pasa de curso y si yo ubiese estado con el ,cuando a gritos en silencio pedia mi ayuda ,nada de esto estaria ocurriendo y mi familia seria unida y habria paz en nuestro hogar.
Pido con humildad a cualquier padre que lea esto ,trate de actuar en forma diferente a como nosotros lo hicimos ,mas que ordenar ,querer y dedicarle tiempo a nuestros hijos.Porque son el tesoro mas hermoso que nos regala dios.
11, junio, 2008 at 9:25 pm
yo estoy en crisis con mi hijo y espero que recapasite y que juntos encontremos la comunicacion adecuada porque nuestro lenjuague es totalmente diferente, las expectativas de vida y nuestra forma de pensar son totalmente diferente. pero espero que entienda que es mejor una persona pobrey preparada que rica sin cultura. es mi idea. que dios bendiga a todos
26, junio, 2008 at 8:36 pm
La verdad todo esto que se dice lo comparto, pero en mi caso todavía hay mucho que decir, porque por mi parte he intentado poner todo mi empeño, pero cuando he acudido a los profesionales que se supone que saben actuar me encontré con la puerta en las narices, pues en este caso la tutora que le correspondio por curso y a la que acudí varias veces, siempre me encontraba con la misma respuesta «lo veo muy crudo» o como para pensar que podía apoyar y era intentado ayudar a mi hijo con clases particulares, y a cambio oir decir que a las clases particulares iban los «lelos» frase textual dicha por un profesor ¿cómo lo veis? para mi fue frustrante, pues ellos en ningún momento actuaron como profesionales, pues la tutora ni siquiera se dignó a hablar con el niño, yo ya estoy hartita de que siempre seamos los padres los que no hacemos nada, pero si lo intentamos nos dan con la puerta en las narices. Al final después de 5 y 6 suspensos, aprobó el curso y le quedó una, pero gracias a su propio esfuerzo y al que pusimos sus padres, pues en este caso los profesores se quedaron muy cortitos en sus deberes como profesionales de la enseñanza.
11, septiembre, 2008 at 9:18 am
hola , tengo una duda se que solo se puede repetir 2 veces , mi hijo repitio 6 primaria y 2 eso hacaba de terminar 4 eso y no a podido sacarse el titulo su tutora le dijo que repetiria curso pero hace dos dias fuimos al colegio ha hablar con su tutora y dice que fue una confusion y que no puede porque este año cumple los 18 , el no quiere ir a garantia social mi duda es si se puede prolongar un año mas en la ESO, ya que un compañero suyo tiene 18 años puede repetir porque el solo repitio 1 vez en la ESO ,porque cuando el entro al colegio lo pusieron un curso por debajo .
7, noviembre, 2009 at 10:37 pm
Trabajo con mi hijo a diario y es dificil hacer que sean los estudios su prioridad, pero estamos en el camino. Siempre pienso que el curso escolar dura un año y la vida de mi hijo es mucho más que unos datos académicos. Yo pienso que si nosotros hacemos como prioridad que crezca como persona con valores y actitudes para enfrentarse a la vida lo demas llegara solo.Lo importante son las raices porque el fruto llegara en su momento.
10, agosto, 2011 at 3:17 pm
[…] Mi hijo ha tenido muchos suspensos, de Pablo Pascual Sorribas, […]